martes, 7 de abril de 2015

El cuerpo con el que me tocó vivir

Me costó mucho partir escribiendo esta entrada porque hace mushasosaños que no escribo algo chori en español (EEEEELLA).

la Princesa Mia po
Pensaba contar toda mi niñez y adolescencia para poder explicar la idea que tengo en mente, pero que fome sería eso porque nunca me pasaron cosas muy interesantes en mi etapa de colegialams. Por eso, prefiero mejor contar una vez en particular en que estaba buscando leseras en internet y me topé con unos blogs medios raros. 
Estos blogs-medios-raros hablaban de princesas, de amigas, de una tal Ana y otra que se llamaba Mia. Yo no caché nada en verdad. De hecho pensé que era algun tributo a "El diario de la princesa" o que se yo. Quien me conoce sabe que mi curiosidad es musha y seguí intentando entender este asuntillo que había encontrado. Y entendí po. Entendí quien era Ana y Mia y, al mismo tiempo, entendí que la imagen era un tema heavy.

Con el tiempo, me volví más consciente de mi propia imagen y, logica/lamentablemente, de como me veía el resto. Comencé a volverme dependiente de lo que el resto opinaba y del concepto de belleza impuesto por quien sabe que weón. Comencé a mirar a mis amigas, a compararme con ellas, a compararme con ideales de belleza enfermizos o productos del Photoshop.

¿Por qué yo no tenía las piernas tan bonitas?, ¿por qué mi pelo se veía tan mal?, ¿por qué mi piel estaba enferma y mi cara parecía pan de pascua?, ¿por qué parecía niño?, ¿por qué me tocó este cuerpo?. 

Mucho tiempo después, algunas personas empezaron a darse cuenta de que era muy poco sano tener un cuerpo delgado y ahi fue cuando empezaron a aparecer campañas contra la delgadez extrema y esas cosas. Empezaron a salir en tele muchos reportajes sobre mujeres/esqueletos que se alimentaban con dos gotas de agua al día y necesitaban ayuda. Con toda esa avalancha de información, ¿se suponía que ahora tenía que engordar para que me aceptaran y fuera bonita?, "habrá que empezar a comer más" dije yo.

Ahi viene una segunda etapa de lucha conmigo misma. Visitas a la nutricionista para que me hiciera subir un par de kilitos (para ser más normal po, ooobvio), pastillas color caca, Ensure hasta por las orejas, etc. 
Pan de Pascua

No subí ni un gramo.

La palabra "frustración" queda chica para definir lo que yo sentía. Tenía rabia, impotencia, y ene cosas más que no nombraré solo para no atraer mala vibrita. No lograba entender por qué mi "asqueroooso" cuerpo no me ayudaba a ser bonita. Y entre más me estresaba, más parecía pan de pascua, obvio.

Pasaron los años, salí de cuarto medio de un colegio de monjitas super lindo donde todas las minas eran cool y lindas menos yo (segun yo en ese tiempo). Llegué a la universidad y dejé de preocuparme de la imagen, porque empecé a conocer cosas nuevas y pude ver musha diversidá. Al decir que dejé de preocuparme, no quiere decir que fue un cambio positivo porque en realidad lo que pasó fue que ya no me importaba ni como andaba peinada. Soy heavy yo y mis extremos.

Yo seguía con mi lucha interna si, porque me chocaban las miradas y las opiniones de la gente que me rodeaba. ¿Por qué la gente tiene la necesidad de opinar sobre todo? y no es que me molesten las opiniones en sí pero sí la opinión que no es solicitada. Durante ese tiempo me di cuenta también de una cosa muy valiosa, que imagino que debe ser parte del aprendizaje de los veintitantos: No todo el que te trate bien puede ser tu amigo. Aprendí que no se trata de creerse superior que el resto, sino de que uno debe rodearse de gente que reme para el lado que quiere remar uno. Las personas transmiten energía y debemos rodearnos de gente que nos entregue energías positivas, los que no pueden hacer eso, son personas que no sirven si uno quiere ser feliz completamente.

Siguiendo con el pensamiento anterior, empecé a atraer a gente limpia a mi vida y con el tiempo noté que eso fue lo que me hacía falta para mi propio ser. Por muy poco influenciables que nos consideremos, siempre habrá quienes puedan movernos de donde estamos parados, lo importante es que nos muevan a un buen camino. Yo a esas amistades les debo, en parte, mi salud mental. 

Mi salud mental, por otra parte, me la debo a mi misma. Cuando decidí que soy yo misma quien tiene el poder para verme hermosa. Porque aprendí que limpiando mi entorno, me estaba limpiando a mi también. Porque ya no necesitaba opiniones sobre cómo lucía, si ahora era más interesante hablar sobre constelaciones o agujeros de gusano. Ahora era más importante escuchar y respetar a una persona para que me aceptaran. Y ahora era más importante conocerme a mi misma que conocer a todos los demás. 

No me agrada la idea de "Flacas v/s Gordas". No me agrada la idea del peso perfecto o de la cuenta de calorías diarias. No me agrada el exceso de maquillaje para ocultar un padecimiento normal y humano. No me agrada ser considerada menos femenina o menos sensual por no tener curvas o no tener grandes senos. No me agrada la idea de tener que disculparme por sentirme linda con quienes no son felices con sus propios cuerpos.

No me agrada que me discriminen por, finalmente, aceptar el cuerpo con el que me tocó vivir. 

Aqui yo siendo yo





1 comentario:

  1. Es difícil no haberse sentido asi de alguna forma acomplejada en cualquier ámbito, sobre todo existiendo tantos tips culturales.y gente tan discrimidaora, pero de verdad que tienes razón ya ha esta altura esa gente que tiene derecho a opinar de todo es mejor dejarla a un lado, y limpiar el entorno quedarse con gente que valora a la persona tal cual es y respeta la verdadera belleza.
    saludos Dani soy la Fran!!

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